En el corazón del Parque Nacional de los Volcanes de Auvernia, en lo alto de los verdes pastos, las ancestrales cabañitas de pastores llamadas burons invitan a volver a lo esencial, sin renunciar al confort ni a la convivencia. Le Buron de la Chambe es uno de estos refugios, auténtico y refinado, donde el tiempo se detiene, pero la vida parece más intensa. ¿Te lo enseñamos?
Volver al pasado para reencontrarse
Fue un verdadero flechazo: durante casi diez años, Nancy y Martin dedicaron su tiempo a restaurar su buron, una antigua cabaña de pastores del siglo XIX construida en piedra. En aquella época, durante la temporada de pastoreo estival, los pastores elaboraban el queso allí mismo con la leche de sus rebaños. Hoy, a 1.300 m de altitud, es un remanso de paz, íntimo y acogedor, pero abierto como antaño a la inmensidad salvaje y mineral de los Montes del Cantal.
Redescubrir el valor del esfuerzo
Llegar al Buron de la Chambe ya es una aventura en sí misma. Salvo que se solicite lo contrario (¡y por supuesto, siempre se acepta!), el 4x4 se reserva únicamente para transportar equipaje y provisiones. Si te animas, estas vacaciones fuera de lo común comienzan con una caminata de más de media hora por una pista pedregosa… Es un placer respirar aire puro, sentir el viento en la cara y avanzar al ritmo del «greli-grelo» de los cencerros de las vacas que te acompañan.
Recargar energías en pareja o en buena compañía
Le Buron de la Chambe te invita a desconectar por completo… ¡aunque eso no significa que tengas que hacerlo solo! Con dos habitaciones independientes, esta encantadora cabaña de pastores acoge de 8 a 10 personas entre mayo y octubre, con una estancia mínima de dos noches. Las parejas encontrarán aquí un refugio íntimo, un verdadero nido de amor en plena Auvernia, como suspendido sobre el mundo. Familias y grupos de amigos, por su parte, compartirán momentos únicos, envueltos en la calidez de la convivencia y lejos, muy lejos, de la rutina diaria.
Regresar a lo esencial, vivir lo auténtico
Basta con cruzar la puerta del Buron de la Chambe para cambiar de dimensión… La madera, la piedra, el fuego crepitando en la chimenea y la luz de 200 pequeñas velas… Todo aquí te reconecta con lo esencial. Una sencillez que no excluye el refinamiento. Porque te encuentras con un gran salón de acogedora comodidad, con una habitación abovedada, como una caverna protectora, con su inmensa cama cubierta con una cálida piel de oveja… La estufa de leña irradia calor y también calienta el baño y la gran «bañera-abrevadero» de piedra. En cuanto a la cocina, equipada hasta el más mínimo detalle, podría emocionar a un gran chef. ¿Pounti o truffade? Es el momento de probar las especialidades culinarias de Auvernia.
Probar los placeres más sencillos
¿Sueñas con amplios espacios abiertos y la estepa mongola? Entonces, ¡este es tu sitio! Desde el Buron de la Chambe, puedes hacer senderismo hasta las verdes y salvajes mesetas de Puy Gros o Plomb du Cantal, el pico más alto del Parque de los Volcanes de Auvernia. También podrás pescar truchas en los ríos y lagos de los alrededores. Y mejor que un balneario, el Cantal, «tierra de las mil fuentes», es famoso por sus cascadas. Es cierto que el agua está un poco fría... De vuelta al Buron, una ducha caliente al aire libre, frente a los volcanes de Auvernia, debería compensarlo.
Desconectar para reconectar con la naturaleza
Te lo advertimos: no hay wifi. Pero el teléfono y el 3G funcionan sin problema. Para recargar, hay dos enchufes alimentados por energía solar, aunque sería una pena abusar de ellos. Guarden portátiles, ordenadores y tabletas. En medio de estos paisajes imponentes, donde la vista solo se detiene en la línea majestuosa de los volcanes de Auvernia, pronto te olvidarás del estrés tecnológico. Y descubrirás el placer de desconectar…

Por Pascale Filliâtre
Periodista y viajera.
A menudo, he ido hasta la otra punta del planeta para encontrar lo que Francia nos ofrece… justo al lado. [email protected]